Carolina Mejía ha marcado un antes y un después en la política dominicana. Su ascenso no ha sido producto de la improvisación, sino de una carrera sólida, construida con preparación académica, experiencia profesional y compromiso público. Su figura encarna un liderazgo moderno, cercano y orientado al bienestar ciudadano, que rompe con viejos esquemas tradicionales del poder político.
Graduada de Economía en la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM), Mejía complementó su formación académica en Canadá, lo que le permitió desarrollar una visión global de los desafíos económicos y sociales. Antes de lanzarse de lleno a la política, trabajó en Codetel, donde lideró las relaciones comerciales con Estados Unidos y Canadá, desempeñándose con eficiencia en un entorno empresarial altamente competitivo.
Durante el mandato presidencial de su padre, Hipólito Mejía (2000-2004), Carolina ocupó funciones diplomáticas y técnicas claves. Fue embajadora adscrita para temas comerciales y miembro suplente de la Junta Monetaria del Banco Central, demostrando su capacidad para desenvolverse en entornos de alto nivel técnico y estratégico. Su inclusión en el equipo negociador del DR-CAFTA consolidó su perfil como figura clave en la proyección internacional del país.
El salto definitivo a la política electoral llegó en 2016, cuando fue candidata a la Vicepresidencia por el Partido Revolucionario Moderno (PRM), acompañando a Luis Abinader. Aunque no resultaron electos en esa ocasión, su candidatura representó una apuesta clara por la renovación y la inclusión femenina en espacios de poder, marcando su entrada formal al escenario político nacional.
Posteriormente, asumió la Secretaría General del PRM, donde jugó un papel fundamental en la organización y expansión del partido, contribuyendo decisivamente a su posicionamiento como la principal fuerza política del país. Su capacidad de articulación, liderazgo institucional y enfoque en la unidad partidaria le valieron amplio reconocimiento dentro y fuera de su organización.
En 2020, Carolina Mejía hizo historia al convertirse en la primera mujer electa como alcaldesa del Distrito Nacional. Obtuvo un contundente respaldo del electorado, alcanzando el 62% de los votos, una muestra clara de confianza en su liderazgo y propuesta de ciudad. Su triunfo no solo fue político, sino también simbólico: rompió techos de cristal y abrió las puertas a nuevas generaciones de mujeres en la política.
Su gestión municipal se ha destacado por un enfoque moderno y humano. La recuperación de espacios públicos, el impulso a la movilidad urbana, la mejora de infraestructuras y una atención prioritaria al bienestar ciudadano han sido pilares de su administración. Ha demostrado que es posible gobernar con eficiencia, cercanía y transparencia.
En 2024, fue reconocida como la alcaldesa más activa del mundo por la iniciativa World Wellness Weekend. Este galardón internacional resalta su compromiso con la creación de una ciudad más sana, segura y humana. No es casualidad que su estilo de gestión esté siendo observado como referente en otras capitales latinoamericanas.
Carolina Mejía representa una nueva generación de líderes políticos. Su estilo de liderazgo es empático, técnico y orientado a resultados. No se limita a administrar, sino que proyecta una visión clara de desarrollo sostenible para las ciudades, combinando modernización con inclusión social.
En definitiva, Carolina Mejía ha demostrado que el cambio político no solo se logra con discursos, sino con acciones concretas, gestión efectiva y vocación de servicio. Su trayectoria inspira y su liderazgo marca un camino claro hacia una democracia más equitativa, participativa y centrada en el ciudadano.