El un reciente anuncio por eministro de Educación, Luis Miguel De Camps, sobre el retorno de la asignatura de Moral y Cívica al currículo escolar dominicano marca un paso crucial en la dirección correcta. En medio de una sociedad que enfrenta crecientes desafíos éticos, sociales y de convivencia, esta medida representa una apuesta por la formación integral de nuestras futuras generaciones.
Durante años, el sistema educativo ha mostrado vacíos profundos en lo relativo a la enseñanza de valores, ciudadanía responsable y sentido de pertenencia nacional. La omisión de una materia estructurada que inculque principios fundamentales como el respeto, la solidaridad, el civismo y la ética pública ha tenido consecuencias palpables: desde el deterioro de la conducta estudiantil hasta la indiferencia ante los deberes ciudadanos donde se lucha con mala música, delincuencia y otros antivalores.
La educación no debe limitarse a la transmisión de conocimientos técnicos o científicos. Educar también es formar en valores. Es sembrar en los jóvenes la conciencia del bien común, el respeto por las leyes, el compromiso con su país y la empatía hacia los demás. En este sentido, reintroducir la Moral y Cívica en las aulas es también un acto de justicia con la historia educativa dominicana, donde en el pasado esta asignatura jugó un rol determinante en la formación de ciudadanos responsables.
Felicito públicamente al ministro Luis Miguel De Camps por esta decisión valiente, que no responde a cálculos políticos ni a tendencias pasajeras, sino a una visión clara de lo que necesita la República Dominicana para fortalecerse como nación.
Es tiempo de volver a lo esencial. Y educar en valores es, sin duda, el primer paso para construir una sociedad más justa, solidaria y democrática.
Máximo Miñoso
Director del Medio La República
